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lunes, 14 de abril de 2014

Te descubren mis ojos

Ni el sol brilla tan intenso, ni la gente está más amable. La miraba con sus ojos a punto de estallar. Era poderosa esa sensación. No podía esperar tenerla en sus brazos y abrazarla fuerte.

La observaba cuando dormía. Recorrió con su vista cada centímetro de su cuerpo. Se acercaba para sentir su aliento. Quería entrar en su mente para ver que soñaba. Deseaba tocar su piel tan suave. Solo esperaba que despierte para tener guardado para siempre su olor.

Su esposa lo miró con ternura, extendió sus brazos y le dijo: - “Ahora tenéla un poquito vos”. Su corazón latió fuertemente y no existió nada más: solo su hija y el flamante papá.



Ana Clara Zabala

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